Casa Tomada ¡Tochi libre!


Ya lo anticipaba la tarjeta que me vino adosada al paquete de unas empanadas -qué buenas estaban-, la próxima casa tomada iba a ser sobre... ¡juegos!


Cuando uno juega participa, y la participación es fundamental en Casa Tomada. Así que una que trate el tema de los juegos, estaba cantaada. Pero debido a la colgadez de los organizadores, que se excusaron de tener un compromiso cada vez mayor con la propuesta, y de tener que aprenderse nuevos oficios como la cartapestería y el estencilado, el evento quedó relegado a fin de año. Ningún problema para esta --de por sí distendida-- empresa, que lejos de tener que cumplir con el año laboral, prefirió tomarse su tiempo para salir a jugar.

Cruzando el paso a nivel si te venías del sur (y si no, no), llegando al pasaje Irala, encontras la casa de la flaca, Paula y Genarito.
Al ingreso se ofrecía una naríz de payaso, elemento de color rojo usado para poder detectar a cualquier serio en el intento de infiltrarse. La naríz también tenía la característica de convertirlo a uno en un estupendo payaso al ser colocada, y así quedar habilitado para todo lo que iba a seguir.


De la entrada a la casa, una rayuela se ramificaba y subía por las paredes.
Complicada forma de hacerse hasta la barra, que quedaba adentro, de no ser por las naríces con superpoderes, nadie la hubiera podido surcar.

A los lados de la rayuela, para quien gustaba aventurarse, se podían divisar unas criaturas que se asomaban entre los árboles, curiosos habitantes del patio del frente. Gracias a Abel Monasterolo por prestarnos los juguetes.
Dentrando a la casa, de habitaciones remodeladas hasta ser convertidas en salas de juegos, uno se sumaba al grupo de payasos avocados a la lúdica tarea. A estos efectos se dispuso de consignas de juegos grupales, música y bebidas, despachadas directamente desde la cocina. Había hasta una cerveza artesanal de calidad garantizada “Savino Pozzo y Guillermo Morano” , certificada por los propios organizadores.

Los que se dirigieron al patio, se quedaron asombrados entre juegos con luces. Tres marcos colgados, dividiendo el transito doble mano del pasillo, invitaban al juego del espejo, dibujando o con sombras. Y llegando al patiecito trasero se proyectaba una historia mágica, hecha de sombras chinas animadas, salida de las mil y una noches (más de la peli acá).

Como es costumbre en los calurosos diciembres santafecinos, a la noche la gente sale a la vereda porque adentro no se aguanta. Y acompañando al clima de la época, el evento devino en fiesta desde temprano, y se salió a bailar a la calle, hipnotizados cual ratas Hamerlinas, al son del grupo de sikuris “chuymampy que naymara “. Lo mejor que le puede pasar a una fiesta en la calle es que la murga este presente, ¡y pasó! gracias a “Los Runruneros de la orilla” que se vinieron desde Paraná.
Y por si fuera poco…cayo la cuerda Camba Nambi y se armo el candombe entre narices de payaso, construcciones con rastis gigantes, mascaras, luces, y hasta un tren que si no fuera por los reflejos de los presentes, se llevaba por delante la iluminación.




Así quedó la casa descomprimida de gente, pudiéndose circular por las habitaciones, en las que junto con las obras de German Lavini, Abel y Ariana, y juguetes del niño Genaro, podíamos encontrar:
En una, un rompecabezas comunitario, en el que parte del objetivo era ir creando la figura con fibras y crayones de colores. En otra, juegos de mesa gigantes como dados, palitos chinos, y cartas. Muy lejanas al mazo español, éstas eran unas retobadas. Es que la misma decoración de la casa, en la que habitan dos artesanas, hizo que los juegos se revistieran de una rica simbología.

Como de costumbre el baño también fue tomado. Esta vez transformado en camarin, se
lleno de máscaras y maquillajes a disposición de quien quisiera emular el transformismo artistico de Dark Div@, quien coronó la noche a puro glamour.


Muchas gracias a Priscila Sandoval y Leo, que nos dieron una mano con la decoración del los espacios, y a Pablo que nos hizo una impecable instalacion electrica!

1 comentarios:

vero dijo...

wa! ta bueno! o por lo menos eso imagino.. más fotos!! fotos de las obras, de las ambientaciones, de todo!

¿qué es Casa Tomada?

Espacio cotidiano, interdisciplinario e interactivo... como cualquier casa. Porque precisamente en eso consiste Casa Tomada, en una propuesta que estimula la actitud irrestricta y desprejuiciada de búsqueda del creador o espectador, respecto al arte. Ser parte de él, recuperando y estableciendo nuevos canales y contextos que le sean propios, constituyéndolo verdaderamente como patrimonio de todos. Liberar la imaginación y abrir el juego a una participación popular valorando diversas expresiones.

Volver el arte a lo cotidiano significa que todos podamos ver una “obra al plato” o escuchar un concierto de pavas. Volverlo a la gente, hacia quienes lo producen e inspiran. Quienes en verdad lo protagonizan... no entran en el Louvre.

Rescatarlo como expresión sui generis del ser humano, que para existir como tal requiere de la comunicación (es decir la necesidad de que alguien nos refiera para ser). Y dado que toda comunicación es referencial al espacio que la genera, tal expresión conlleva una instancia reflexiva sobre mundo al que recrea. Este es el medio más popular, masivo, amplio y de acceso libre y gratuito que poseemos.

No es por tanto ingenuo que muchas veces se sublime esta instancia del pensar y expresar, limitando el “arte” a espacios hegemónicos. Donde en post de un mercado se alejó a todo “inexperto” del campo artístico.

Sin desestimar la labor de quienes se especializan, no creemos que obras de arte hay sólo en los museos y que para hacerlas se requiera el “titulo de artista”. Por el contrario pensamos en el arte como un espacio para el dialogo.

Se imaginan todos los personajes que “actúan” en el almacén?

Desplegar el espacio cotidiano, siendo coautores de la obra y sus procesos, como un contexto real y sincero. Para que arte tenga contenido y no carteleras.