Como parte de la III Jornada Cultural organizada por la Agrupación Contracultura del Centro de Estudiantes de Artes Visuales, Facultad de Humanidades, Artes y Cs. Sociales (UADER), realizada en la Casa de la Cultura de Paraná (Enrique Carbó Nº 194, Paraná, Entre Ríos) del 17 al 20 de septiembre de 2008, fuimos invitados a intervenir algunos espacios.
Recorriendo la casa, una de las primeras construcciones del centro de la cuidad de Paraná (siglo XIX), hallamos, precisamente en su centro, un aljibe. Este fabuloso encuentro se dio, casi con intuición cósmica, en momentos de no lluvia (siete meses para ser precisos), y despertó en nuestro espíritu litoraleño una gran congoja.
De ahí partimos: aljibe y lluvia. Una buena combinación, ya que después de investigar sin descanso dimos con que un aljibe es por definición un reservorio de agua de lluvia, de luz azul, nos pareció. Y entonces todo comenzó a suceder.
En las galerías del primer piso de la casa propusimos realizar las propias aguas. La receta: Se tomaba un reservorio (bolsita de plástico), se llenaba de agua, que podía ser coloreadas con tintas finamente seleccionadas, se expresaba en forma escrita: AGUA DE: ... y PARA: … y finalmente se colgaba en los techos de las galerías del primer piso. Ritual acompañado de escritos que compartían otros rituales, de otras personas, en otros momentos, y en otros lugares.
Bajando la escalera, un montón de piedritas suspendidas pretendían ser gotitas colgadas.
Y por fin toda esa agua terminaba en el aljibe, en el centro del patio central de la casa. De él, tiras de telas azules, marrones, celestes y verdes salían y se extendían por el piso, proponiendo la irrigación de esa agua mediante la unión de más tiras que había en un balde colgando del aljibe.
Finalmente, en las mesas que rodeaban al escenario se colocaron manteles de hule blanco, con dibujos y perforaciones alusivas al agua y los aljibes, respectivamente. También unas fibras y vasos con agua, en alguna de esas perforaciones, para que los dibujos pudieran ser continuados.
La jornada transcurrió compartiendo este espacio con músicos, actores, bailarines, narradores, artistas visuales (grafiteros, pintores, escultores, dibujantes), disertantes, activistas circenses y muchos otros que, como nosotros, esperaban que la lluvia volviera solo para dejar olvidado el paraguas en su casa, correr de alero en alero, y hasta quedarse bajo ella unos minutos simulando estupidez frente a la obvia presencia de la garita del transporte urbano. Increíblemente, o no tanto, el vienes 19 llovió.
Etiquetas: casas tomadas
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